Vivir sin energía eléctrica resulta inimaginable para la mayor parte de la población de zonas urbanas, pero sumarle a esa situación temperaturas que en el verano llegan a los 50 grados Celsius, resulta en un escenario que hace casi imposible el desarrollo de una comunidad.
Esas fueron las condiciones en las que vivían los habitantes del ejido Matomí, conocido como Puertecitos, una pequeña comunidad ubicada al sur de San Felipe, en Baja California, hasta que el esfuerzo de un grupo de científicos con apoyos institucionales hizo realidad la instalación de la Micro Red Sustentable de Servicios Energéticos Comunitarios.
La micro red incluye una planta que combina la generación de energías solar y eólica y fue diseñada por investigadores del Centro de Estudios de las Energías Renovables (Ceener) de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC).