El Gobierno de México y los exportadores de azúcar de este país alcanzaron acuerdos con la administración de Estados Unidos que impiden la imposición de cuotas compensatorias en contra del azúcar mexicano, informó en un comunicado la Secretaría de Economía.
“Los acuerdos alcanzados mantienen los mismos volúmenes de azúcar mexicana a EUA que tenía anteriormente”, dijo la Secretaría.
El acuerdo para suministrar azúcar mexicana al mercado estadounidense fue firmado en Washington por el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, y el secretario de Comercio de Estados Unidos, Wilbur Ross.
No obstante, los productores estadounidenses no se sumaron al acuerdo que permitiría a México mantener los volúmenes totales de exportaciones, a cambio de exportar una menor proporción de azúcar refinada y enviar más productos azucareros sin refinar para dar oportunidad a la industria estadounidense de refinación de edulcorantes.
La larga controversia comenzó a finales de 2014, cuando EUA suspendió la entrada del azúcar mexicano bajo acusaciones de dumping y subsidios estatales.
El Gobierno mexicano afirmó además que “con los precios de referencia acordados con la industria mexicana se protege a los cañeros mexicanos, incluyendo a los jornaleros y pequeños propietarios”.
En virtud del acuerdo, el precio del azúcar en bruto aumentará de 22. 24 centavos de dólar por libra (450 gramos), a 23 centavos, mientras que la de azúcar refinada pasará de 26 a 28 centavos por libra.
Más azúcar en bruto para refinadoras en EUA
Para atender las demandas de los peticionarios de EEUU, “México se comprometió a incrementar las exportaciones de azúcar cruda en 10 puntos porcentuales, de 60 a 70 por ciento, a los volúmenes que tradicionalmente estaba enviando a Estados Unidos”, indica el acuerdo.
El Gobierno mexicano aceptó, además, reducir de 53 a un 30 por ciento la cantidad de azúcar refinada bajo cupo que podría exportar a EUA, para no afectar las plantas refinadoras que prefieren más azúcar cruda para elaborar sus propios productos.
El 70 por ciento restante sería azúcar cruda, que debería ser procesada por refinerías estadounidenses, pero la industria de ese país quiere que la cuota aumente del 60 por ciento actual a 85 por ciento de azúcar cruda.
Al enviar más producto en bruto y menos refinada se reducirá el valor de las exportaciones mexicanas a ese país, aunque se mantenga el volumen total de las exportaciones.
La imposición de cuotas compensatorias al azúcar mexicana, que se impiden con el acuerdo, son de hasta 42.14por ciento por la investigación de dumping y hasta 43.93 por ciento por la de subsidios.
La suscripción de estos acuerdos modifica los términos de los pactos comerciales suscritos en diciembre de 2014.
Por lo tanto, “dejaría sin efecto las revisiones administrativas iniciadas por los peticionarios estadunidenses”, dijo el Gobierno mexicano.
Con estos acuerdos, México se aseguró que cualquier necesidad adicional de azúcar en EUA “será ofrecida en primera instancia a nuestros productores y consiguió que Estados Unidos solo abra cupos a terceros países en caso de que México no cuente con volúmenes suficientes”, dijo la oficina de Guajardo.
TLCAN en la mira
Si los gobiernos hacen triunfar este acuerdo, al sumar a los industriales estadunidenses, enviarían un mensaje claro sobre el clima de las próximas negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), previstas para finales de agosto próximo.
Con este acuerdo, los dos gobiernos “confirman su voluntad de alcanzar acuerdos en beneficio de ambos países”, puntualizó la Secretaría de Comercio.
El pacto debe pasar a una redacción final para que los productores estadounidenses puedan sumarse, dijo por separado el secretario Ross.
Los negociadores estadounidenses lograron que México aceptara casi todas las demandas de EUA, para impedir prácticas de dumping, según Ross.
No obstante, la industria estadounidense rechazó sumarse al acuerdo, porque eleva los precios a cambio de aumentar el producto crudo y reducir el envío de azúcar refinada mexicana.
La reducción de la cantidad de azúcar refinada era una de las principales demandas de los industriales estadounidenses desde finales de 2014.
La industria mexicana considera que es un plan para apropiarse del mercado de productos refinados y edulcorados.
Los productores azucareros mexicanos han pedido al Gobierno de Enrique Peña Nieto que responda con medidas recíprocas de protección comercial contra la fructosa estadounidense, que está inundando el mercado mexicano.